Linaje Real

Por : Patricia Cofré

Mateo 1: 3-6

Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram.
Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón.
Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí.
Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías.

En las biografías antiguas de los reyes se usaban genealogías para validar el linaje real. Los versículos anteriores son parte de la genealogía que Mateo hace de Jesús para validarlo como el rey, el mesías esperado por los israelitas. En esta reflexión previa a la navidad estos versículos llaman la atención dado que, en ellos las mencionadas son mujeres. Analicemos cada una:

Tamar, Génesis 38. Una mujer presuntamente cananea, que buscó su derecho a tener descendencia vistiéndose de prostituta. De este modo se embarazó de su suegro quien no se había ajustado a la tradición de levirato[1] y le negó el matrimonio a su hijo menor. Ella dio a luz gemelos y uno de ellos, Fares, es parte de la genealogía.

Rahab, Josué 2. Una prostituta que vivía en el muro de Jericó, que escondió en su casa a dos espías israelitas antes que Jericó fuera vencido por el pueblo de Israel. Ella creyó en Jehová de los ejércitos que protegía a Israel. Tanto ella como su familia fueron salvados en la derrota a Jericó y más tarde se casó con un israelita y fue la madre de Booz.

Rut, Libro de Rut. Una mujer viuda, moabita que decide cuidar a su suegra Noemí, una israelita también viuda, quien regresa a su país. En medio de la pobreza y desamparo, Rut recogía gavillas en el campo de Booz[2]. Este era pariente de su suegra y ésta le ayudó a casarse con él. Rut fue la madre de Obed, abuelo paterno del rey David.

La esposa de Urías, Betsabé, 2 Samuel 11. Inferimos que es hitita, por ser esposa de Urías el hitita (oficial del ejército de David). Fue llevada por el rey David al palacio, luego que la espiara bañándose. Del encuentro ella queda embarazada y David intenta desligarse de responsabilidad trayendo a Urías a la ciudad para que “embarace” a su esposa. Al negarse, fue asesinado, por orden del rey, en batalla. Betsabé tomada como esposa del rey una vez cumplido su luto. Fue la madre del rey Salomón.

Al leer esta genealogía nos parece más bien una página de prensa amarillista de la época. Primero, porque en esa época las mujeres no se consideraban en las genealogías. Segundo, todas excepto Rut estaban envueltas en situaciones consideradas escandalosas. Para culminar, todas eran extranjeras y, según sabemos, la cultura judía no se mezclaba con otras naciones por ser el pueblo escogido de Dios.

El dicho dice, “una cadena es tan fuerte como el eslabón más débil” Las mujeres serían ese eslabón en esta genealogía, consideradas vulnerables y frágiles puesto que no tenían patrimonio ni derecho económico a menos que estuvieran bajo la protección de un varón. Eran un objeto de transacción y uso, faltas de derecho y dignidad sobre su condición humana.

Detrás de ellas había una realidad de pecado, no solo porque ellas fueran pecadoras, al hacer zoom a la foto se puede observar un sistema de pecado que les hacía parecer mayores pecadoras en comparación a los varones. No solo ellas pecaban sino otros cometían pecado e injusticia contra ellas. Había una cierta persecución mayor y falta de justicia.

Por ultimo está el hecho de que eran forasteras, extranjeras “inmigrantes”. Cuatro mujeres que provienen de ciudades que representan diferentes latitudes geográficas con respecto a Israel; Canaán al oeste, Jericó al este, Moab al sureste e Hititas al norte. Representan al mundo cruzando la frontera de Israel.

Resumiendo, podríamos pensar que Mateo quiso describir una “genealogía real”, no desde el punto de vista de la realeza sino en el sentido de “realidad”. A través de la sangre de estas mujeres el Rey Mesías contiene realidad de la más pura debilidad o vulnerabilidad, de la más pura realidad pecaminosa de sus antepasados y finalmente una realidad multirracial donde sangre de diversas naciones se mezcla y conforma su sangre. Nada más “real” como la representación de esos elementos inherentes al ser humano.

El texto bajo lentes de migración:

Como países latinoamericanos estamos experimentando oleadas de migración por situaciones de violencia, económicas o persecución política. Personas dejan sus países, sus costumbres, redes afectivas, sus bienes, etc. La gran mayoría de los desplazados se moviliza porque la situación en sus países se ha vuelto insostenible. Al llegar a un nuevo país, con diferentes estructuras y costumbres, toda persona debe pasar por procesos de adaptación. Si a este proceso se le agrega que manejen pocas herramientas emocionales, por el sufrimiento que vienen cargando, pocos recursos económicos, poca o nula conectividad social, entre otras, adaptarse será muy complejo.

Esto inevitablemente les deja en un estado de debilidad y vulnerabilidad, sin derechos a los que estaban acostumbrados. En las oleadas migratorias viajan mujeres, niños, ancianos, varones desempleados que muchas veces viajan con pocos recursos. Cuando alguien se siente vulnerado en sus derechos, siente frustración, desesperación e incluso luego de tanto buscar justicia y no encontrarla, entra en un círculo vicioso de fracaso tras fracaso y, al no ver solución a esa realidad. Salen de sus países, pero al llegar a su “tierra prometida”, se ven envueltos en realidad de pobreza y falta de derechos.

En estos países donde llegan, generalmente encuentran resistencia, sospecha, falta de oportunidades y hostigamientos e incluso detalles tan simples como una barrera idiomática, eso transforma la adaptación no será solo en difícil sino casi imposible. Eso les puede hacer presas fáciles de pecado estructurales como trata de blancas, como explotación económica al recibir ingresos menores por su mano de obra. Muchas veces quizá una simple ayuda, una simple palabra que abrace su condición foránea puede significar un cambio radical, un reencuentro con su dignidad, tal como fue para Rut quien recibió de Booz condiciones que brindaron esperanza.

Conclusión

Como la genealogía de Jesús lo manifiesta en Mateo, su linaje muestra la realidad humana tan cruda, una humanidad débil y vulnerable, una humanidad caída y una humanidad compuesta de diversas razas.

Jesús pide a sus seguidores hacerse cargo de estas realidades como una misión especial. Mateo mismo en el cap 25: 35-45, señala que su juicio se basará en las acciones que hagamos en relación a los más débiles, los pobres, los sin derecho, los extranjeros…si a ellos cuidas, a mí me cuidas seria la paráfrasis del verso 45. El mismo autor en el capítulo 28 nos envía a todo el mundo a llevar la buena noticia del evangelio. Como iglesia ya no necesitamos ir, podemos predicar al mundo desde nuestro contexto.

Todos hemos sido inmigrantes o tenemos antepasados que han migrado. La sangre de Jesús también lo señalaba. Si tan solo consideráramos que tenemos mezcla de culturas en nuestra sangre, sería más fácil pensar en los inmigrantes como familia. Nadie desea que su familia sea maltratada o que se nos mire con altivez. En el contrario, si descubriéramos que al agregar al ADN humano las características únicas y diferentes de otra raza es un complemento más que una debilidad.

En la espera de una reacción a estas realidades humanas, la Navidad o la encarnación del Verbo se abre un halo de esperanza para encontrar respuestas. En El, el débil puede decir fuerte soy, él nos da esperanza en una realidad de pecado por medio de arrepentimiento, de perdón y restitución y nos da ejemplo para luchar por justicia ante el maltrato de otros. Por último, nos permite ser bienvenidos a una familia interracial donde no hay judío ni griego; ni hombre ni mujer; ni esclavo ni libre sino todos somos iguales.

Preguntas:

¿De qué manera juzgamos a las personas que conforman nuestro círculo cercano?

¿De qué manera juzgamos a quienes no conocemos?

¿Si Cristo se preocupó por las realidades mencionadas, que hacemos como Iglesia hoy?

¿Qué prejuicios tenemos hacia personas de otros países?

¿Qué pensamos de inmigrantes europeos, que llegaron a vivir a nuestro país? ¿Cómo los tratamos?

¿Qué pensamos de inmigrantes latinos? ¿Cómo los tratamos?

¿Qué hacemos como iglesias para denunciar situaciones de abuso sea a los más débiles o a forasteros?

¿Estamos dispuestos a movernos de nuestra zona de confort para ir en ayuda de otros?

[1] El levirato era una institución de amparo que consistía en que si el esposo muere sin descendencia la mujer se casa con uno de los hermanos del difunto. La descendencia era importante para el varón pero de manera significativa para la mujer ya que implicaba contar con alguien en la vejez.

[2] Según Deut. 24:19, gavillas eran dejadas para que extranjeros, huérfanos o viudas las recogieran. La costumbre se relacionaba con el mandato que Dios dio a su pueblo de proteger a los extranjeros, huérfanos y viudas.