Salmo 91:10

ningún mal te conquistará;
ninguna plaga se acercará a tu hogar.

¿Quién pudiera ser inmune a los problemas y las enfermedades?

Hoy por hoy China, EE. UU. e incluso el Reino Unido han anunciado grandes y fuertes investigaciones para encontrar la vacuna al virus conocido como COVID-19. Si alguno de estos equipos científicos tuviera éxito sería el descubrimiento científico más grande y útil de los últimos tiempos.

Según la Organización Mundial de la Salud se entiende por vacuna “cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos.”  Dicho en otras palabras, la vacuna es la preparación de un virus atenuado o leve que se introduce a nuestro cuerpo y actúa en nuestro sistema inmunológico provocando que el propio sistema genere defensas para que ataque a este virus y lo derrote. La vacuna es entonces la capacitación a las defensas de nuestro sistema inmunológico con una estrategia para atacar el virus si es que se presenta en el cuerpo de una persona.

En estos días de conmoción, miedo y desolación por la presencia de una pandemia global que azota a la humanidad, todo esto ha provocado que busquemos en la biblia una esperanza de inmunidad al COVID-19, sin embargo sería engañoso creer que los hijos e hijas de Dios somos inmunes y que la plaga no entrará en nuestras moradas; la realidad es que no es tan sencillo.

¿Entonces cómo interpretar este versículo? La palabra plaga se nombra 68 veces en la Biblia, 60 en el antiguo testamento y 8 en el nuevo testamento, lo cual ya nos da una clave de esperanza que descansa en la presencia de Cristo en la humanidad. Los inmunes serán entonces quienes estuvieron capacitados y supieron tener estrategias para derrotar la plaga. ¿Estamos capacitándonos sobre el manejo adecuado de una pandemia? ¿Estamos siendo estratégicos para derrotar este virus? Preguntas que debemos hacernos de forma individual, familiar y colectiva.

La esperanza de inmunidad si existe hoy, pero radica en la disciplina de las medidas sanitarias que los organismos autorizados están dando, en ser estratégicos en ayudar a los desprotegidos y necesitados de esta pandemia, es cuidar espiritualmente de nuestras comunidades, sin descuidar de nuestro autocuidado, ser sal y luz.

El COVID-19 está obligando a los cristianos del mundo, a Su iglesia, a ser las defensas y ganar esta lucha contra este virus.

¿Quieres ser inmune y transmitir inmunidad? ¿Cómo te estás capacitando? ¿Cómo estas capacitando a otros?

Escrito por Mayra Soria