Salmo 91:16

Los recompensaré con una larga vida
y les daré mi salvación

Junto con mi iglesia, hemos hecho el continuo esfuerzo de hacer llegar provisión a los hermanos más vulnerables de la congregación. Nos hemos encontrado con diferentes situaciones difíciles. Aquellos que viven al día que no han podido trabajar, hermanos de la tercera edad propensos a muchas enfermedades y familias numerosas para quienes es complicada la repartición de alimento. Pero una de las cosas más frustrantes, ha sido no encontrar los medios para proveer a tantas necesidades. Y ante sentirme inútil e impotente, recientemente Dios trajo un recordatorio importante de su fidelidad. Sí, veo que estos momentos cuando mi pobreza se hace presente, son oportunidades para confiar en lo que no se ve, y observar a Dios obrar de maneras sorprendentes. Es cuando encuentro mi límite que puedo aferrarme a las promesas de aquél que es sin límites y que en este momento solo me dice: “Los recompensaré con larga vida, y les daré mi salvación.”

Es importante ver estas promesas- de recompensas, larga vida, y salvación- bajo el contexto de que la esperanza del futuro con Jesús son para esta vida y la vida eterna. Es decir, no sabemos si podremos ver ciertas promesas manifestadas en su totalidad por ahora, pero sí podemos saber con certeza que las veremos. Estas promesas nos hablan del carácter de un Dios atento a nuestro clamor, amoroso, y fiel. Él cumplirá, y por eso podemos confiarle. Ya sea que lo cumpla en nuestras vidas como en la de Job (recibiendo restituciones físicas), o quizás como a los apóstoles que sacrificando todo por Jesús acumularon para si un mayor tesoro celestial. Pero en ambos casos su fé estaba firme en que Dios hacia lo mejor para sus hijos y cumpliría cada promesa.

Bajo ese sentir, recientemente experimenté un recordatorio de su fidelidad, ya que al verme en la impotencia de no poder brindar provisión a los hermanos, recibimos la generosa ayuda de un grupo de hermanos del extranjero. Ellos, por iniciativa propia y sin conocernos, decidieron dar al saber de la situación difícil que estamos atravesando. Para mí fue precioso ver cómo fueron movidos a misericordia, mostrándonos lo que es ser iglesia, lo que es ser cuerpo, lo que es estar unidos por el vínculo más sólido e imperecedero, el de Cristo. Gloria a Dios porque el mueve a quien quiere y como quiere para ayudar a sus santos, para alimentar a sus hijos, para decirnos con estos tiernos gestos que está aquí, que no nos ha abandonado en medio del dolor. Que está, siempre ha estado y siempre estará bajo control.  .

¿Cuáles promesas de Dios necesitas recordar tu en tu vida hoy? ¿Cómo puedes leerlas, anhelarlas, llorar y descansar en ellas por lo que estás atravesando? ¿De qué manera has podido percibir la presencia de Dios contigo esta semana? Te invito a tomar todas las promesas de este salmo, y junto con el Espíritu Santo busca aceptarla en tu vida. Trata de conscientemente dejarte llenar por la protección de paz y  amor que tu Dios fiel te ofrece.

Escrito por Patricia Tamara Cofre