Salmo 91:3

Te rescatará de toda trampa y te protegerá de enfermedades mortales.

En Estados Unidos cuando alguien estornuda es amable decir “Bless you” que significa ¡Bendición! En una ocasión alguien me contó el origen de esta tradición y se remonta a un tiempo en que se creía que cuando una persona estornudaba su alma se elevaba del cuerpo y espíritus malignos podían invadir el cuerpo provocando enfermedad. Al decir ¡bendición! Se evitaba que eso pasara.
A lo largo de la historia ha habido diversas cosmovisiones respecto a las enfermedades. En tiempos de Jesús por ejemplo eran el castigo que recibía alguien por pecar o en el caso de una enfermedad de nacimiento podía ser el castigo por el pecado de los padres de la persona enferma. En diversas culturas, las enfermedades son causadas por espíritus que atacan a las personas causando las dolencias. En la actualidad hay personas que hablan de un desequilibrio de las fuerzas internas. Otras personas las señalan como una somatización de una emoción o sentimiento y por otro lado la ciencia cataloga sus causas a diversas razones tales como bacterias, virus, desequilibrios hormonales, etc. Sea cual sea la nuestra visión al respecto, la enfermedad es algo por lo que no nos gusta pasar. Y el Salmo 91 en este versículo nos dice que Dios nos protegerá de enfermedades mortales. Ahora ¿Cómo explicamos las enfermedades que suceden a nuestro alrededor? ¿Cómo explicamos las enfermedades que tenemos nosotros mismos? ¿Cómo explicamos que hay una pandemia que está afectando a todos?
Aunque existen muchos ángulos para contestar a estas preguntas, la explicación en la que quisiera reflexionar es la que Jesús en Juan 9:2 le dio a los discípulos. Cuando le preguntaron quién había pecado, si el ciego de nacimiento o sus padres, Jesús respondió, “No fue por sus pecados ni tampoco por los de sus padres —contestó Jesús—. Nació ciego para que todos vieran el poder de Dios en él.” Es decir, para que las obras de Dios se manifestaran en él. Para que la presencia de Dios se hiciera real a través de una sanidad.
En estos tiempos Dios quiere seguir haciéndose presente, quiere mostrar su gloria a través de esta pandemia, puede ser por medio de protección, por medio de resistencia al virus, por medio de sanidad e inmunización de las personas o simplemente para unirnos a él, unirnos a nuestras familias o a quienes queremos. Para mostrarnos su amor y consuelo en medio de sufrimiento y dolor por la muerte de personas que fallecen. Sea cual sea la razón Dios solo quiere acercarse a ti. ¿Puedes reconocer cual es la forma en que Dios quiere manifestar su poder en ti? ¿Puedes ver qué está haciendo Dios en las vidas de otros con esta pandemia?

Escrito por Patricia Tamara Cofre

Salmo 91:4

Con sus plumas te cubrirá
y con sus alas te dará refugio.
Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.

Sabemos que Dios es Todopoderoso, Creador, el Infinito… pero, ¿cuándo fue la última vez que le contemplaste como una madre protectora? Te invito a meditar en esta imagen por un instante. Imagina esta escena… los cascarones acaban de abrirse y pequeñas bolitas felpudas se abren paso a la vida. Son pollitos hambrientos, indefensos, friolentos y gritones. Mamá gallina quita los cascarones del nido y los acomoda bajo un plumaje suave y abundante, los junta y ellos responden con un piar suavecito, ya pueden dormir confiados, se entregan al calor con que su madre transmite cuidado y amor. Duermen tranquilos, pero despiertan hambrientos y ella diligente busca y provee semillas y lombrices. Los llama a comer con un sonido suave pero firme y ellos la siguen- comiendo y piando, conversando felices sin preocupaciones. De pronto una sombra en el suelo anuncia un ave de caza planeando sobre ellos, lista para lanzarse sobre uno de esos suaves bocadillos. Los pollitos aterrados gritan y corren a toda velocidad para esconderse, no bajo una roca, no bajo un palo o una rama o una hoja sino bajo las alas tiernas pero seguras de mamá. La gallina con sus alas desplegadas y su plumaje inflado hace saber al ave raptora que ella defenderá con su vida a los pequeños. Así crecen y se transforman en fornidos y orgullosos gallos coloridos o en gallinas que repetirán el ejemplo de mamá de generación en generación. A esta imagen cálida, el poeta compara al ser humano con los polluelos y a Dios como esa madre amorosa, proveedora y protectora.

Esta es sin duda una bella comparación que culmina con la frase “Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección.” Esta frase nos permite encontrar sentido a la imagen anterior. Todas las mentiras o medias verdades con las que nos manipula el padre de toda mentira y todos los peligros por los que pasamos al vivir en una realidad caída, debilitan nuestra identidad y no nos desarrollamos para ser los seres con todo el potencial que éramos en el diseño original. Sin embargo, nos basta el trato tierno, seguro y amoroso de nuestro amoroso Dios para recordarnos de nuestra verdad como seres hermosos, emocional y espiritualmente fornidos, con alta autoestima. De este modo, las fieles promesas con que nos trata Su ternura y Su amor, son el mejor escudo protector con el que podemos estar confiados.

¿Qué promesas has olvidado cuando el miedo se ha apoderado de ti? ¿Cómo te está invitando Dios a recordar Sus promesas diariamente para habitar bajo sus alas cada día? Especialmente durante este tiempo de cuarentena y quietud, donde el maligno puede plagar tu mente de mentiras, ¿qué hábitos puedes cambiar para correr a Su abrazo y recibir Su protección ante las amenazas?

Escrito por Patricia Tamara Cofre